Corrían los últimos años de la década de 1.940, años de la posguerra, cuando Vega, el Cosario de Pedrera a Estepa, encontró, no se sabe donde un viejo Ford T de los primeros años de 1.900. Lo cierto es que después de dedicar mucho de su tiempo a ponerlo en marcha, lo consiguió; y el viejo cacharro, se puso en marcha como en sus buenos tiempos. Aprovechando nuestro amigo Vega, para sustituir su mulo por el coche, iniciando sus viajes diarios de Estepa a Pedrera por Gilena, previa transformación de su Ford al que colocó una caja. Mas adelante lo "modernizó", como vemos en la última fotografía; y del viejo Cacharro no quedó ni la sombra, conociéndose con el nombre de "LA CACHARRA VEGA". Se contaban infinidad de anécdotas de Vega, de su Sobrino y el Viejo Cacharro que volaba por las Sierras Sur a velocidades increíbles. Valga este reportaje como recuerdo en Memoria de Vega, el Cosario de Pedrera, hombre simpático, amable y trabajador que acabara sus día en Los Estados Unidos de Brasil.
2 comentarios:
Corrían los últimos años de la década de 1.940, años de la posguerra, cuando Vega, el Cosario de Pedrera a Estepa, encontró, no se sabe donde un viejo Ford T de los primeros años de 1.900.
Lo cierto es que después de dedicar mucho de su tiempo a ponerlo en marcha, lo consiguió; y el viejo cacharro, se puso en marcha como en sus buenos tiempos. Aprovechando nuestro amigo Vega, para sustituir su mulo por el coche, iniciando sus viajes diarios de Estepa a Pedrera por Gilena, previa transformación de su Ford al que colocó una caja. Mas adelante lo "modernizó", como vemos en la última fotografía; y del viejo Cacharro no quedó ni la sombra, conociéndose con el nombre de "LA CACHARRA VEGA". Se contaban infinidad de anécdotas de Vega, de su Sobrino y el Viejo Cacharro que volaba por las Sierras Sur a velocidades increíbles.
Valga este reportaje como recuerdo en Memoria de Vega, el Cosario de Pedrera, hombre simpático, amable y trabajador que acabara sus día en Los Estados Unidos de Brasil.
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