domingo, 18 de septiembre de 2011

AGUADULCE (Sevilla) (Mis escritos)

PAN DE HIGOS  DE “AGUADULCE  “LA SEVILLANA”


Conocer la historia de un pueblo es conocer la historia de sus alimentos. Hay pueblos, como es el caso de Estepa o Utrera que en cualquier lugar de la geografía hispana se identifica por sus mantecados o por sus mostachones.  Recuerdo en mis años de docencia en Cataluña, que cuando mis alumnos se interesaban por conocer mi lugar de nacimiento con la respuesta de que había nacido “ en el pueblo de los mantecados”,  no hacía falta decir nada mas, todos sabían  que era de Estepa.
Sin ningún género de duda, los hábitos alimentarios registran desde los años cincuenta del pasado siglo unos cambios tan sorprendentes y espectaculares que es casi imposible realizar comparaciones con los tiempos actuales. Nuestra alimentación se parece cada día menos a la de nuestros abuelos. Sin embargo los expertos en nutrición se esfuerzan cada día más para que no se pierdan muchos de los manjares del pasado o para  volver a integrarlos a nuestros hábitos alimentarios actuales. En  el contexto del turismo rural, cuando un pueblo no tiene  nada  que dar, lo mejor que puede hacer es ofrecerle su cocina, o su comer, porque la alimentación  es la base de su cultura y de su orientación. Como digo al principio, Estepa es famosa  por su patrimonio, pero también por sus productos navideños,  en las fábricas estepeñas cada día se investiga el pasado para incorporar productos de nuestros antepasados a la oferta. Ningún pueblo debe echar en olvido recetas culinarias del pasado y, sus Ayuntamientos, en caso de que así fuera, deben potenciar, subvencionar o incluso premiar a los que apuestan por incorporar en el mercado productos alimenticios originales del pueblo. Ya sabemos que en los tiempos en que nos ha tocado vivir, hay mas alimentos que demandas, pero cuando se tratan de productos únicos y sobre todo de calidad no valen argumentaciones en contra. Recuerdo en mi niñez, que con mucha frecuencia iba a Aguadulce a visitar a mi Abuela, que por cierto era la propietaria de Confitería “La Campana” y entre los muchos dulces, nos agasajaba con un manjar exquisito ¡Pan de Higo de Aguadulce!.  Muchos años después en varias ferias de alimentación pertenecientes a Feria Oficial e Internacional de Muestras de Barcelona, busqué  pan de higo con la ilusión  de encontrar algo parecido al de Aguadulce, ¡lo encontré! pero que nada tenía que ver con aquel  que con tanto cariño y esmero se condimentaba en el pueblo de mi Abuela. Por todo lo cual, desde este espacio, me dirijo al nuevo Consistorio de Aguadulce, para decirle “que hay que volver a integrar el pan de higo en el mercado”, porqué aparte de su calidad y  diferencia con  cuantos se vende en España, en un pasado se identificó Aguadulce con su Pan de Higo tan saludable. Muchos economistas mantienen que el motor de la innovación está mas de acuerdo con intereses económicos que con el propio desarrollo humano y que hay que buscar nuevos y más rentables productos, en cambio cada día hay más gente que busca alimentos naturales que tienen que ver bastante con el pasado, un mundo amplio y complejo al que en el orden biológico le debemos añadir los aspectos culturales. Así mismo y para terminar quisiera recordar “que para habas de calidad y tamaño” ¡Aguadulce! asombro de cuantos agricultores de otras regiones han tenido la oportunidad de conocer, cultivos que también deberían potenciarse, por el sólo hecho de que son únicos y sin creer caer en la exageración,  en el mundo.







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