sábado, 15 de octubre de 2011
viernes, 14 de octubre de 2011
ORATORIA "MIS ESCRITOS"
PARA CIERTOS ORADORES
Cuando éramos niños se nos enseñaba que la gramática era la ciencia y el arte de hablar correctamente nuestro idioma, se nos decía que se dividía en cuatro partes: analogía, sintaxis, prosodia y ortografía. La prosodia se auxiliaba de un método bastante drástico empleado por los “magisters”, era “Doña Tecla”, el palo didáctico, regla por la que nosotros, los infantes, al llegar a ser adultos, debíamos hablar tan correctamente como en Valladolid o Burgos, cuna de nuestro idioma. Eso, trajo consigo que ni uno de nosotros nos libráramos “del palo didáctico” pegado con fuerza en nuestras infantiles manos por nuestros bienintencionados pedagogo, defensores de la lengua del imperio, en su empeño de que en Andalucía se hablara como en Castilla . De manera que cuando uno, no dominaba el léxico y hablaba empleando palabras inadecuadas, no leía con autentica pronunciación castellana y empleaba dicciones antónimas cuando no debía, el maestro y los ilustrados dijeran que “no sabíamos hablar”, llamándonos “palurdos” y a renglón seguido “palo didáctico al canto”o al rincón de rodillas...Sin embargo, hoy, cuando ocurren estas cosas, se dice que son “actos fallidos”...y no me refiero a los niños, sino a los adultos, cuando debiera ponerse un especial énfasis en nuestra lengua y literatura al igual que se hace en otras materias, porque no es lo mismo anterior que posterior y eso se oye mucho, pero confundiéndose los términos... ¿ como se quedaría usted si estuviera en una asamblea y la personalidad que debiera inaugurarla comenzara así su alocución? ¡ Amigos y Amigas! “levanto la sesión de hoy, con el ánimo de solucionar los múltiples problemas que a continuación expongo ...”. A mi entender, una de las palabras empleadas no se ajusta a lo que quiere expresar y no se corresponde en absoluto con lo que un principio quería decir. En la mente de nuestro orador, es de seguro que quería decir ¡Amigos y Amigas! “inauguro la sesión de hoy...” y sin embargo le ha salido la palabra “levanto”, que es una dicción absolutamente antónima con lo que quería expresar. Detrás de éste desatino, según los psicólogos, se encuentra el deseo instintivo de acabar lo más rápidamente posible con la sesión, ¿qué le ha ocurrido al orador? pues desde la perspectiva de la psicología, que su deseo inconsciente de terminar lo antes posible ha superado a la voluntad consciente, tratándose de una forma muy leve de los llamados “actos fallidos”. No acostumbrándose a darles mucha importancia, pero no siempre el origen puede descubrirse con tanta facilidad, situación que puede darnos una “pista” de lo que en realidad está pasando en el sentir más profundo de nuestro personaje. ¿Pero no podría ser esa “pista”, que a nuestro orador le faltara dominar el léxico y con tal de presentarse al auditorio como hombre o mujer que domina el idioma, le pasará como aquel que se apeó del tren antes de llegar a la estación y cuando llegaron a su casa los que le esperaban se lo encontrarán sentado en una mecedora y como explicación, dijera que en lugar de venirse por la ”vía adelante” , se había venido por la “vida adelante”?.... Don Federico en su carta al Señor Alcalde, refiriéndose a la dicción carnecería por carnicería, decía que había que cuidar de la ortografía, a lo que habría que agregar y “al bien hablar”... porqué cuando se emplean palabras antónimas que no vienen a cuento, se está diciendo lo contrario... como si estuviéramos en la novela de un Yanqui en la Corte de Rey Artur, en la que se hablaba y se hablaba, convirtiéndose en un lenguaje de besugos y eso precisa de una terapia, como se dice ahora, pero no la de “Doña Tecla o Palo Didáctico” muy de acorde con aquellos tiempos... sino la que me recuerda André Maurois cuando dice que “el arte de leer, es en gran manera, el arte de encontrar la vida en los libros y de, gracias a ellos, comprenderla mejor”, a lo que yo agregaría: “ y de encontrar palabras en su lugar adecuado, fuente de conocimientos lingüísticos y medicina para esos llamados “actos fallidos”.Recomendando, que el mejor regalo que se le puede hacer a los afectado del “síndrome del actos fallidos...” , en estas Navidades es un buen libro y para caso de no saber el significado de alguna que otra palabra, adquirir un buen “Diccionario de sinónimos de ideas afines y antónimos ” para no caer en el lapsus del orador de nuestro articulo, porque no se puede ser tan bien hablado o “finolis” hasta el punto de decir: “orar por el ánima de fulanito de tal, que “ orar por el animal de fulanito de tal”...
Rafael Romero Jiménez.
LA MÚSICA EN EL PASEO NO DEBIERA FALTAR "MIS ESCRITOS"
LA MUSICA EN EL PASEO NO DEBIERA FALTAR....
Por Rafael Romero Jiménez.
Hablar del pasado y encontrar a faltar acontecimientos festivos que antes se celebraban, no es nostalgia.
No soy de aquellos que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor, como cantaba Jorge Manrique, no, por que de ser así, no sería consciente de lo cerca que vivieron muchas personas del límite de la supervivencia hasta no hace mucho.
La historia, como dice el Doctor Rojas Marcos, es el mejor antídoto de ésta nostalgia.
El pasado, fueron unos tiempos y el presente son otros, lo que no debiera ser un impedimento para recordar, que es vivir y recobrar celebraciones populares que sin motivo aparente desaparecieron de nuestro almanaque, cuando son parte de nuestra identidad como pueblo, aparte de ser motivo para disfrutar de lo que recibimos de nuestros antepasados y que otros pueblos buscan y no encuentran, hasta el punto de innovar, por no decir inventar, que es otra forma de atraer y dar vida saludable a la sociedad cuando no cuenta con un pasado como el nuestro.
Hemos arrancado nueve hojas del calendario, han pasado tres trimestres desde que el viejo reloj de la Villa diera sus doce campanadas clausurando el 2010 momento en que “algunas personas” en el Paseo vitoreaban la entrada del décimo año del Siglo XXI, que al igual que en otros tiempos fuera el lugar de reunión con motivo de efemérides, fiestas y onomásticas, salvo que entonces acudía todo el pueblo.
En otros tiempos, los acontecimientos notables tenían lugar en el Paseo , plaza coronada por el Reloj de la Villa, el horómetro del Ilustrísimo que con tanto esmero cuidaran los alguaciles López, el hermano del Curumeo y después Antonio, el marido de Lutgarda, lugar estepeño por excelencia que sigue esperando la oportunidad de volver a ser lo que fue: el corazón del pueblo y testimonio de las diversos acontecimientos al aire libre.
Pero el viejo reloj en lo más alto del Ayuntamiento restaurado, no falla y sigue cumpliendo cada día con su cita, para desde la cúspide su campana anunciarnos la hora, en espera de seguir siendo el testigo de los acontecimientos más notables del pueblo, lo que me sugiere coger sus manecillas y dar vueltas en sentido contrario hasta situarlas imaginariamente en la cuarta o quinta década del novecientos : en la posguerra, de la que tanto se habla por oídas.
Mientras retrocedo se suceden múltiples acontecimientos, desde desfiles militares, procesiones, cabalgatas, pregones, carnavales y censuras por las autoridades municipales de las coplas de los murguistas, discursos desde el balcón consistorial, actos religiosos y hasta protestas contra el Cardenal Segura, pasando por la industria del charlatán, el comerciante ambulante, que montado en el portalón de su vieja camioneta vende mantas, peines, matamoscas, cortes de traje, purgantes, jabones, colonias, agua de rosa y un sin fin de artículos al público allí congregado, son los tiempos en que la música armonizaba las tardes bajo la batuta de don Rafael o don Nicolás, mientras los veteranos músicos como eran los maestros Arenas, Chía, Giraldez, Fuentes los Picapedreros o Porquera en compañía de los más jóvenes alegraban con sus notas musicales aquellos jueves y domingos del verano estepeño, mientras el pueblo atento deleitaba las notas musicales y se recreaba oyendo el Sitio de Zaragoza, el Vals de las Olas y otras tantas partituras, mientras por otro lado, los pretendientes se arrimaban o correteaban a las muchachas en demanda de relaciones formales, en tanto que los más chicuelos con las pipas de algarrobas que compraban a José Levita y dos chinos, jugaban muy callados y atentos a las gallinas y los lobos en los pétreos asientos, gastados por las inclemencias del tiempos aún se aprecian muy diluidos los grabados con los caminos del entretenimiento.
Fue el Paseo el lugar donde niños jugábamos a las cajillas, al trompo, a las bolas, a piolas, al burro de la pared y las niñas a las tordas; sitio de lectura donde los niños nos sentábamos en las calurosas tardes del verano a leer los chascarrillos o tebeos que nos alquilara a perra chica, el Abuelo Charoles, el padre del Limpiabotas, acontecimiento que jamás se ha repetido en lugar alguno: “que todos los niños de Estepa en edad escolar, se sentaran alrededor de la plaza y en silencio absoluto se pasaran las siestas del caluroso verano leyendo las más diversas aventuras del Guerrero del Antifaz, Roberto Alcázar y Pedrin, Hipo, Monito y Fifi, Rabanito y Cebollitas, Cartapacio y Seguidilla, Narizan y los Cuentos de Calleja, mientras aprovechando el paso de Guerrero, el fontanero del Ayuntamiento que en aquellas calurosas horas regara el Salón para que poniendo el dedo en la manguera refrescara con sus finos chorros de agua a los infantiles lectores, riego muy frecuente para evitar el polvo, que de no ser así, q hubiera hecho imposible la música, el paseo y saborear los polos del Bar Jerez, los higos chumbos, majoletas y palmitos del Lopijo, los moldecitos de miel, garbanzos tostados, manzanas de caramelo, sorpresas y sifones en miniatura del abuelo Cachacha o los buenos nísperos de José Fernández.
¡Guerrero agua quiero!
¡Joaquín!
¡Agua aquí!
Fue el Paseo el centro lúdico y cultural de nuestro pueblo, que en su fondo estaba La Unión Gremial y después Casino de Artesanos e Industriales, donde viviéramos, a pesar de las penurias por las que atravesaba España, los más divertidos carnavales infantiles, con Tito Vázquez y El largo del Bar al piano, cantando la pelona y otras tantas canciones de la época, cucañas, papelillos, mientras en el Bar Jérez, se congregaban los aficionados del fútbol a oír por radio a Matías Prats que emitía con gran énfasis los partidos de la liga, mientras del Salón o Paseo, salían las notas musicales de la Banda y el público tanto infantil como adulto disfrutando del Paseo.
En el Paseo tampoco faltaban los vendedores de tabaco y para los más pequeños de matalauga...
“ Aquí tenemos a Peralta
a Garrapato y Castaño
que todos son traspelistas
traspelistas de tabaco. “
“En el Paseo la Música no debe faltar” son palabras del pasado, de nuestra historia, atribuidas al Alcalde de por entonces y que la Murga lanzó al viento y hoy recordamos para no olvidar y recobrar.
jueves, 13 de octubre de 2011
RAFAEL ROMERO.: CATÁLOGO EXPOSICIÓN "PARADÍS". BAÑOS ÁRABES DE GIR...
RAFAEL ROMERO.: CATÁLOGO EXPOSICIÓN "PARADÍS". BAÑOS ÁRABES DE GIR...: Clikar encima de la imagen para ampliar ...
miércoles, 12 de octubre de 2011
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