martes, 26 de junio de 2012


NUESTRO VIAJE A LOS PAISES BÁLTICOS

Si nos limitáramos a recorrer nuestros alrededores, no tendría sentido este articulo, pero se da la circunstancia de  que  nuestros viajes  extraescolares y optativos,  siempre lo han   sido a otros hemisferios,   en los que hemos tenido la oportunidad de conocer “in situ” otros países y sus particularidades. Conocimientos que sumados a nuestras  vivencias, vienen a ampliar nuestras experiencias adquiridas a lo largo de nuestras larga vidas.

¿Que nuestro país es único?, es indudable. ¿Que nuestra forma de vida es excelente?, no cabe duda;  pero también es verdad, que  para hacer semejante aseveración hay  que  conocer otras naciones,  y sólo así,  podremos defender lo que decimos y en disposición de poder saborear lo que tenemos.

Nuestro criterio sobre estos  viajes a países lejanos, es el  realizarlos cuando la salud y la disponibilidad te lo permiten, para cuando eso no sea posible  conocer nuestro entorno y no al revés, lo que en el caso de España nos dará la oportunidad de apreciar aún más lo que tenemos, siendo un error el decir que los medios audiovisuales suplen el efecto de la visita, no es lo mismo,  falta el medio ambiente y el factor o calor humano.

Aquel  viaje llevado a cabo por las Aulas de la Experiencia de Estepa y Sevilla este año, desde el día 29 de julio al 7 de agosto,  lo fue a San Petersburgo y a los Países Bálticos,  con la participación de alumnos, familiares y amigos de ambas Aulas. Excursión eminentemente cultural llena de experiencias, como no podía ser de otra manera,  en la que tuvimos la oportunidad de conocer sobre el terreno las maravillas que los zares de Rusia dejaron allí para la posteridad, o los Caballeros Templarios en otras latitudes,  como es  el Castillo en Trakai (Lituania), recorriendo lugares muy  emblemáticos de la Edad Media o de la Segunda Guerra Mundial, como fue el caso de Leningrado, actual San Petersburgo, que fue  invadida por los alemanes apoyados por  la División  Azul.

Aparte de los lugares visitados y el conocimiento de su historia, tuvimos la oportunidad de ver en el plano humano o social,  las reminiscencias o residuos que aún perduran de una época dictatorial, por todos conocida,  que duro 74 años, cuando al contemplar las maravillas que encierran sus innumerables museos y palacios,  te sientes observado por sus vigilantes, que no saben disimular sus modales adquiridos,  la mayoría mujeres uniformadas como en sus “buenos tiempos” o sistema político que acabó en 1.991 cuando Mijaíl Gorbachof puso fin a la URRSS, o las férreas ordenanzas de fronteras que te dan la sensación de que en Rusia ha cambiado poco, cuando la realidad es bien distinta, y es que,  un país no puede cambiar en tan solo 18 años,  cuando su hábitos vienen de 1.917 con la Revolución de Octubre.

Sería muy largo de contar en estas líneas las experiencias vividas, pero al menos para que queden como recuerdo en este número de la Voz de Estepa, permítanme  amigos lectores  que en unas breves pinceladas,  haga una rápida descripción del viaje.
Es muy difícil que desde el año 1.991 , fin de la Unión de las Republicas Socialistas  Soviéticas  hasta ahora, pudieran cambiar las cosas por muy buena voluntad que pongan los rusos, las antiguas formas autocráticas hacen muy difícil y complicado el cambio radical,  por lo que nosotros,  vivimos en nuestro viaje las incomodidades que representan los controles fronterizos y los férreos sistemas  de identificación de la policía, si bien dentro de una austeridad y respeto encomiable, los medios de tráfico siguen aún anticuados y las redes ferroviarias un poco obsoletas, lo que en cierto modo nos recordaba  nuestros  tiempos difíciles , pero dentro de este contexto,  al llegar a la gran ciudad de San Petersburgo, es como salir de una época socialmente frágil y entrar en lo suntuoso, en lo majestuoso, en una de las urbes más hermosas del mundo, en la que no parábamos de admirar  un todo de maravillas,  la Avenida de Nevski repleta de edificios a cual más bello, apreciando las maravillas que encierra en sus interiores  el majestuoso  Museo mayor del mundo “El Hermitage”,    el viaje  en barco por los canales, desde el que se aprecian las maravillas arquitectónicas de épocas donde la burguesía lo acaparaba todo, suntuosidad, arte, belleza, tales como   la Fortaleza de Pedro y Pablo, la Catedral  de San Isaac a orillas del Río Neva, que el Zar Alejandro I declarara Iglesia Ortodoxa Rusa, Petrodvorec y su Palacio, y un gran marco de Iglesias y Palacios de cúpulas doradas que te recuerdan los dibujos  de las mil y una noches , a las vista de los palacios multicolores y cúpulas de oro,  para seguir a Estonia en la Región de Harju, entrando en la Edad Media, castillos y más castillos, torres de catedrales y de centinela, Tallín, Capital de Letonia en fiestas con la visita de 1.400 españoles representando a Cataluña, con sus grupos de dragones que lanzaban  fuego por sus hocicos y grotescas narices, gigantes y cabezudos, malabaristas, torres humanas, músicos con indumentarias medievales, habaneras, y todo ataviado con blasones y estandartes nobiliarios etc., clarines y cantigas  que armonizaban al Castillo Danés, significado del nombre de la capital  con un casco urbano  intacto  desde hace seiscientos años, seguimos a Riga, capital de Letonia situada en el Río Davna contemplando  su Catedral del siglo XIII, obispado de Livonia tc.etc.,  en dirección a  Rundale, hicimos  una parada en la Colina de la Cruces a la que acuden miles de peregrinos para clavar su Cruz, llegándose a la impresionante vista de miles y miles, así como Rosarios que cuelgan de las mismas, es un lugar que no se puede definir, pero que denota un fervor religioso inexplicable; seguimos por el Palacio Barroco de Rundale del Siglo XVIII, del mismo arquitecto del Hermitage,  llegando a Viliya o Vilnius capital lituana con un impresionante casco antiguo que vuelve a transportarte al medievo, con la Catedral Cristiana, La Iglesia de Santa Ana y el Castillo, antes citado, de la Isla de Trakai , hicieron de nuestro viaje, un salto al pasado o lección recibida en nuestra Aula de la Experiencia ambulante por las tierras de los Zares, de los  Caballeros Templarios “Teutónicos” o de  la División Azul que tantos compatriotas nuestros dejara en aquellos cementerios bálticos, pero así es la historia que nosotros podremos explicar a los que no tuvieron la ocasión de acompañarnos.

Rafael Romero Jiménez

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