NUESTRO VIAJE A LOS PAISES BÁLTICOS
Si nos limitáramos a recorrer nuestros
alrededores, no tendría sentido este articulo, pero se da la circunstancia
de que
nuestros viajes extraescolares y
optativos,
siempre lo han sido a otros
hemisferios, en los que hemos tenido la
oportunidad de conocer “in situ” otros países y sus particularidades.
Conocimientos que sumados a nuestras
vivencias, vienen a ampliar nuestras experiencias adquiridas a lo largo
de nuestras larga vidas.
¿Que nuestro país es único?, es indudable.
¿Que nuestra forma de vida es excelente?, no cabe duda; pero también es verdad, que para hacer semejante aseveración hay que
conocer otras naciones, y sólo
así, podremos defender lo que decimos y
en disposición de poder saborear lo que tenemos.
Nuestro criterio sobre estos viajes a países lejanos, es el realizarlos cuando la salud y la
disponibilidad te lo permiten, para cuando eso no sea posible conocer nuestro entorno y no al revés, lo que
en el caso de España nos dará la oportunidad de apreciar aún más lo que
tenemos, siendo un error el decir que los medios audiovisuales suplen el efecto
de la visita, no es lo mismo, falta el
medio ambiente y el factor o calor humano.
Aquel viaje llevado a cabo por las Aulas de la
Experiencia de Estepa y Sevilla este año, desde el día 29 de julio al 7 de
agosto, lo fue a San Petersburgo y a los
Países Bálticos, con la participación de
alumnos, familiares y amigos de ambas Aulas. Excursión eminentemente cultural
llena de experiencias, como no podía ser de otra manera, en la que tuvimos la oportunidad de conocer
sobre el terreno las maravillas que los zares de Rusia dejaron allí para la
posteridad, o los Caballeros Templarios en otras latitudes, como es
el Castillo en Trakai (Lituania), recorriendo lugares muy emblemáticos de la Edad Media o de la Segunda
Guerra Mundial, como fue el caso de Leningrado, actual San Petersburgo, que
fue invadida por los alemanes apoyados
por la División Azul.
Aparte de los lugares visitados y el
conocimiento de su historia, tuvimos la oportunidad de ver en el plano humano o
social, las reminiscencias o residuos
que aún perduran de una época dictatorial, por todos conocida, que duro 74 años, cuando al contemplar las
maravillas que encierran sus innumerables museos y palacios, te sientes observado por sus vigilantes, que
no saben disimular sus modales adquiridos,
la mayoría mujeres uniformadas como en sus “buenos tiempos” o sistema
político que acabó en 1.991 cuando Mijaíl Gorbachof puso fin a la URRSS, o las
férreas ordenanzas de fronteras que te dan la sensación de que en Rusia ha
cambiado poco, cuando la realidad es bien distinta, y es que, un país no puede cambiar en tan solo 18
años, cuando su hábitos vienen de 1.917
con la Revolución de Octubre.
Sería muy largo de contar en estas líneas las
experiencias vividas, pero al menos para que queden como recuerdo en este
número de la Voz de Estepa, permítanme
amigos lectores que en unas
breves pinceladas, haga una rápida
descripción del viaje.
Es muy difícil que desde el año 1.991 , fin
de la Unión de las Republicas Socialistas
Soviéticas hasta ahora, pudieran
cambiar las cosas por muy buena voluntad que pongan los rusos, las antiguas
formas autocráticas hacen muy difícil y complicado el cambio radical, por lo que nosotros, vivimos en nuestro viaje las incomodidades
que representan los controles fronterizos y los férreos sistemas de identificación de la policía, si bien
dentro de una austeridad y respeto encomiable, los medios de tráfico siguen aún
anticuados y las redes ferroviarias un poco obsoletas, lo que en cierto modo
nos recordaba nuestros tiempos difíciles , pero dentro de este
contexto, al llegar a la gran ciudad de
San Petersburgo, es como salir de una época socialmente frágil y entrar en lo
suntuoso, en lo majestuoso, en una de las urbes más hermosas del mundo, en la
que no parábamos de admirar un todo de
maravillas, la Avenida de Nevski repleta
de edificios a cual más bello, apreciando las maravillas que encierra en sus
interiores el majestuoso Museo mayor del mundo “El Hermitage”, el viaje
en barco por los canales, desde el que se aprecian las maravillas
arquitectónicas de épocas donde la burguesía lo acaparaba todo, suntuosidad,
arte, belleza, tales como la Fortaleza
de Pedro y Pablo, la Catedral de San
Isaac a orillas del Río Neva, que el Zar Alejandro I declarara Iglesia Ortodoxa
Rusa, Petrodvorec y su Palacio, y un gran marco de Iglesias y Palacios de
cúpulas doradas que te recuerdan los dibujos
de las mil y una noches , a las vista de los palacios multicolores y
cúpulas de oro, para seguir a Estonia en
la Región de Harju, entrando en la Edad Media, castillos y más castillos,
torres de catedrales y de centinela, Tallín, Capital de Letonia en fiestas con
la visita de 1.400 españoles representando a Cataluña, con sus grupos de
dragones que lanzaban fuego por sus
hocicos y grotescas narices, gigantes y cabezudos, malabaristas, torres
humanas, músicos con indumentarias medievales, habaneras, y todo ataviado con
blasones y estandartes nobiliarios etc., clarines y cantigas que armonizaban al Castillo Danés,
significado del nombre de la capital con
un casco urbano intacto desde hace seiscientos años, seguimos a Riga,
capital de Letonia situada en el Río Davna contemplando su Catedral del siglo XIII, obispado de
Livonia tc.etc., en dirección a Rundale, hicimos una parada en la Colina de la Cruces a la que
acuden miles de peregrinos para clavar su Cruz, llegándose a la impresionante
vista de miles y miles, así como Rosarios que cuelgan de las mismas, es un
lugar que no se puede definir, pero que denota un fervor religioso
inexplicable; seguimos por el Palacio Barroco de Rundale del Siglo XVIII, del mismo
arquitecto del Hermitage, llegando a
Viliya o Vilnius capital lituana con un impresionante casco antiguo que vuelve
a transportarte al medievo, con la Catedral Cristiana, La Iglesia de Santa Ana
y el Castillo, antes citado, de la Isla de Trakai , hicieron de nuestro viaje,
un salto al pasado o lección recibida en nuestra Aula de la Experiencia
ambulante por las tierras de los Zares, de los
Caballeros Templarios “Teutónicos” o de
la División Azul que tantos compatriotas nuestros dejara en aquellos
cementerios bálticos, pero así es la historia que nosotros podremos explicar a
los que no tuvieron la ocasión de acompañarnos.
Rafael Romero Jiménez
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