DEBIERA CONTARSE MAS CON LOS MAYORES.
El creciente descenso de la natalidad, unido a los avances sanitarios, se traducen en que vivamos más años y a que dentro de cinco decenios el número de mayores de sesenta años se haya triplicado, llegándose al extremo de que esta población sea muy superior en número al resto de los habitantes de nuestro país. El caso es que la línea ascendente ha comenzado ya.
Existen unos antiguo refranes que dicen: “del viejo el consejo”, o “la experiencia es la madre de la ciencia” adagios que al parecer ya no valen, al menos para una parte de la sociedad que tienen el convencimiento de que las personas mayores, lo mejor que pueden hacer es esperar su final, jugando a la petanca, a las cartas, al dominó o aprovechando los viajes que les brinda el INSERSO, cosa que en determinados casos puede que esté muy bien, pero en otros, va en contra de la dignidad de las personas que poseen una óptima capacitación y gozan de buena salud. Felizmente son dichos muy de actualidad en muchas culturas tradicionales que siguen considerando que los ancianos atesoran la sabiduría y constituyen una fuente valiosa de consejos. Lo cierto es que nuestra sociedad, deslumbrada por la turgencia de la juventud, el destello tecnológico, el tanto tiene tanto vales se está olvidando del valor de la experiencia y los conocimientos acumulados con los años. Hace algún tiempo, en una entrevista radiofónica, Antonio Gutiérrez, antiguo secretario general del sindicato Comisiones Obreras, decía que era un derroche no aprovechar tantísima experiencia y conocimientos de nuestros mayores en el mundo laboral o en las administraciones públicas, como pueden ser estado, autonomía, provincia o municipio; abogando por la flexibilidad a la hora de la jubilación y sobre todo si se trataban de trabajos intelectuales. Si el siglo pasado fue el de liberación de las mujeres, éste será el los mayores que volverán a formar parte activa de la sociedad, por el simple hecho de que es necesaria su aportación para combatir el rápido envejecimiento de la población. Lo que me sugiere, y aquí me dirijo a los empresarios y en especial a los políticos, que pueden legislar al respecto, de que vivimos en una sociedad en la que los mayores tienen un creciente peso demográfico y económico que unido a los años de vida sana y activa después de la jubilación crecen sin parar, lo que conllevará importantes “cambios en el paisaje político y económico” muy a tener en cuenta. La historia política más reciente de Europa nos proporciona un largo listado de dirigentes maduros que son gigantes comparados con los que en estos tiempos llevan el timón de la política y que lo único que han conseguido es llevarnos al callejón sin salida que representa el inquietante panorama político internacional de hoy. Si hemos de hacer caso de los más pesimistas, en comparación con los que actualmente gobiernan, sin ir más lejos en 1.980, por ejemplo François Mitterrand y Helmut Kohl, cuando movían el dedo, Europa lo notaba y no digamos de Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt que pusieron en los años setenta las bases de unión monetaria europea y reforzaron el eje Paris-Bonn sobre el que históricamente ha girado la construcción de Europa y en los sesenta , el General De Gaulle y Adenauer que sellaron el pacto francoalemán y así sucesivamente hasta Eisenhower ,sin olvidar al abuelo Pablo Iglesias, padre del Partido Socialista Obrero Español, con lo que vengo a decir que debiera contarse un poco mas con los mayores, no pretendiendo convencer a nadie de que las personas mayores deban ser los protagonistas del presente, sino que el presente debiera tener más en cuenta a la voz de la experiencia, cosa que no hace, cuando sus consejos en muchos casos serían muy eficaces en bastantes casos por lo que sugiero que hay que hallar la forma de aprovechar el potencial de los adultos mayores como base para el desarrollo futuro de nuestra sociedad.
Para acabar recomendaría a los partidos políticos que no estaría de más, que en las listas electorales, también figuren “una parte proporcional de personas mayores” para que participen en la vida política.
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