ACTOS FALLIDOS.
Cuando éramos niños se nos enseñaba que la gramática era
la ciencia y el arte de hablar correctamente nuestro idioma, se nos decía que
se dividía en cuatro partes: analogía,
sintaxis, prosodia y ortografía. La prosodia se auxiliaba de un método bastante
drástico empleado por los “magister”, era “Doña Tecla”, el palo didáctico,
regla por la que nosotros, los infantes, al llegar a ser
adultos, debíamos hablar tan correctamente
como en Valladolid o Burgos, cuna de nuestro idioma. Eso, trajo consigo que ni uno de nosotros nos libráramos “del
palo didáctico” pegado con fuerza en nuestras infantiles manos por nuestros
bienintencionados pedagogo, defensores de la lengua del imperio, en su empeño
de que en Andalucía se hablara como
en Castilla . De manera que cuando uno, no dominaba el léxico y hablaba
empleando palabras inadecuadas, no leía con autentica pronunciación castellana
y empleaba dicciones antónimas cuando no debía,
el maestro y los ilustrados dijeran que
“no sabíamos hablar”, llamándonos
“palurdos” y a renglón seguido “palo
didáctico al canto” o al rincón de rodillas...Sin embargo, hoy, cuando ocurren
estas cosas, se dice que son “actos fallidos”...y no me refiero a los
niños, sino a los adultos, cuando
debiera ponerse un especial énfasis en nuestra lengua y literatura al
igual que se hace en otras materias, porque no es lo mismo anterior que
posterior y eso se oye mucho, pero confundiéndose los términos... ¿ como se
quedaría usted si estuviera en una asamblea y la personalidad que debiera
inaugurarla comenzara así su alocución?
¡ Amigos y Amigas! “levanto la sesión de hoy, con el ánimo de solucionar los
múltiples problemas que a continuación expongo
:..”. A mi entender, una de las palabras empleadas no se ajusta a lo que quiere
expresar y no se corresponde en absoluto con lo que un principio quería decir.
En la mente de nuestro orador, es de seguro que quería decir ¡Amigos y Amigas! “inauguro la sesión de
hoy...” y sin embargo le ha salido la palabra “levanto”, que es una dicción
absolutamente antónima con lo que quería expresar. Detrás de éste desatino,
según los psicólogos, se encuentra el deseo instintivo de acabar lo más
rápidamente posible con la sesión, ¿qué le ha ocurrido al orador? pues
desde la perspectiva de la psicología,
que su deseo inconsciente de terminar lo antes posible ha superado a la
voluntad consciente, tratándose de una forma muy leve de los llamados “actos
fallidos”. No acostumbrándose a darles mucha importancia, pero no siempre el
origen puede descubrirse con tanta facilidad, situación que puede darnos una “pista” de lo que en
realidad está pasando en el sentir más profundo de nuestro personaje. ¿Pero no
podría ser esa “pista”, que a nuestro orador le faltara dominar el léxico y con
tal de presentarse al auditorio como hombre o mujer que domina el idioma, le pasará como aquel que se apeó del tren antes de llegar a la
estación y cuando llegaron a su casa los
que le esperaban se lo encontraran sentado en una mecedora y como explicación, dijera que en lugar de venirse por la ”vía
adelante” , se había venido por la “vida adelante”?.... Don Federico en su
carta al Señor Alcalde, refiriéndose a la dicción carnecería por carnicería,
decía que había que cuidar de la ortografía,
a lo que habría que agregar y “al bien hablar”... porqué cuando se emplean
palabras antónimas que no vienen a cuento, se está diciendo lo contrario...
como si estuviéramos en la novela de un Yanqui en la Corte de Rey Artur, en la que se hablaba y se hablaba,
convirtiéndose en un lenguaje de besugos
y eso precisa de una terapia, como se dice ahora, pero no la de “Doña Tecla o
Palo Didáctico” muy de acorde con los dirigentes de aquellos tiempos..., sino la que me recuerda André Maurois cuando dice que “el arte de leer,
es en gran manera, el arte de encontrar la vida en los libros y de, gracias a
ellos, comprenderla mejor”, a lo que yo agregaría: “ y de encontrar palabras en
su lugar adecuado, fuente de conocimientos lingüísticos y medicina para esos
llamados “actos fallidos”. Recomendando, que el mejor regalo que se le puede
hacer a los afectado del “síndrome del
actos fallidos...” es un buen libro y
para caso de no saber el significado de alguna que otra palabra, adquirir un buen “Diccionario de sinónimos, de ideas
afines y antónimos .
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